1. ¡Oh, tú (Muhammad) que estás envuelto en tus vestimentas![1094]
[1094] El profeta Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— estuvo un tiempo sin recibir una nueva revelación tras la primera que recibió en la cueva Hira, cuando el ángel Gabriel le reveló las primeras aleyas de la sura 96. Pasado un tiempo, oyó una voz que venía del cielo y vio cómo el ángel Gabriel descendía acercándose a él. Él se asustó, corrió hacia su casa y le pidió a su esposa que lo cubriera porque estaba temblando. Entonces Al-lah le reveló las siguientes aleyas en las que le pide que transmita Su mensaje a los hombres, comenzando así su misión como profeta.
11. Deja que Yo me encargue de aquel a quien creé sin nada (al nacer)[1095]
[1095] Esta aleya y las siguientes aluden a uno de los líderes de la tribu de los Quraish, Walid bin Al Mugirah, quien, tras reconocer que el Corán provenía de Al-lah, se desdijo de sus palabras para no perder su estatus entre su gente.
31. Y no hemos asignado como guardianes del infiernosino a ángeles. Y hemos hecho de su (escaso) número una prueba para quienes rechazan la verdad (con el fin de que aumente su extravío); y para que quienes recibieron las Escrituras (los judíos y los cristianos) tengan certeza de que es la verdad (al coincidir el número de los ángeles con lo que mencionaban sus libros sagrados); y para que aumente la fe de los creyentes y no duden,ni duden tampoco los judíos y los cristianos. Y para que los enfermos de hipocresía y duda y quienes niegan la verdad digan: «¿Qué pretende Al-lah con ello?». Así extravía Al-lah a quien quiere (por haber rechazado la verdad) y guía a quien quiere. Y solo tu Señor conoce todo lo referente a Sus ejércitos (los ángeles). Y (el fuego del infierno) no es sino una advertencia para los hombres.
56. Mas solo lo harán quienes Al-lah quiera (y los guíe por haber aceptado la verdad). Él es Quien merece ser temido y Quien perdona (a quien Lo teme).